Sala II - El quinientos en Ferrara
En esta sala están expuestos los cuadros procedentes de Ferrara, capital de un pequeño ducado independiente, governado por la Familia Este, los que habían creado una distinguida corte, frecuentada por letrados y artistas. Su elegancia formal es el elemento principal de la producción pictórica de Ferrara, uno de los principales centros italianos del Renacimiento.
Las obras de esta sala proceden de Ferrara, capital de un pequeño ducado independiente y adjuntada después al Estado de la Iglesia en 1598. Por su posición geográfica –en su parte norte oriental del actual Emilia-Romagna, poco distante del mar- la ciudad conservaba estrechos lazos culturales con Venecia, Padua y Bolonia. Ya a partir del siglo quince había devenido uno de los principales centros artísticos italianos. Los pintores ferrareses, en particular en la primera mitad de los Quinientos, reunen en su propio estilo las propuestas procedentes de la pintura Veneciana (en particular el uso del color) y de la bolonesa – de la que reproducen la elegancia formal. Después de la conquista por parte del Estado de la Iglesia el patrimonioo artístico de Ferrara fue completamente saqueado y numerosos cuadros procedentes de las colecciones estenses- como de iglesias y conventos –empezaron a formar parte de las principales colecciones romanas.
La delicada Annunciazione di Garofalo procedente del convento de San Bernardino (cuyo verdadero nombre era Benvenuto Tisi), fue pintada por el artista en la primavera de 1528. A la humilde “pose” de la Madona, en un ámbito de intimidad doméstica, (la chimenea encendida, el gato) se contrapone la rica vestidura del árcangel Gabriel; el pequeño ramo de claveles, en el centro, es una clara alusión del pintor a su propio sobrenombre. Garofalo era muy estimado en Ferrara y reunió en su alrededor una atestada “bodega” de colaboradores, que le ayudaron a realizar los numerosos trabajos que le comisionaban, casi todos con asunto religioso. La delicada Madonnna con il Bambino pintada entre 1512-13 después de un viaje, es del período juvenil de Garofalo, y revela fuertes sugestiones de las primeras obras romanas de Raffaello.
Inspirada al estilo de Raffaello- como a la pintura veneciana- aparecen también en la imponente Sacra Famiglia de Dosso Dossi, pintada entre 1527-28, destinada en principio al altar de una iglesia: la Madona, vestita con unas elegantes vestiduras rojas y un estupendo manto, interrumpe la lectura de un sontuoso código miniado para girarse hacia el niño Jesus, sostenido por San José. Dosso Dossi ha sido el pintor más genial del Renacimiento ferrarese capaz de abrazar asuntos religiosos y mitológicos, interpretados con originl fantasía.
La fuga in Egitto de Scarsellino (sobrenombre de Ippolito Scarsella), fue pintada poco antes de 1595, cuando la importante época de la pintura ferrarese se estaba concluyendo. Los colores eran más tenues, y aunque manteniendo las tradicionales características de una refinada elegancia – hay que notar por ejemplo el sombrero de la Madona – el lienzo es carente del agradable pompa que por mucho tiempo había caracterizado el arte de Ferrara. A Scarsellino se les deben también dos delicadas representaciones del adoración de los Reyes en el que la Sagrada Familia está representada entre las ruinas monumentales.