Officina Emiliana - Escuela Emiliana

Iniciada en sordina con la adquisición de algunos cuadros de temas decorativos, la colección de la Banca Popolare dell’Emilia, de la que se presenta una significativa selección, se impuso rápidamente para el proyecto cultural que el banco inició en un momento en el que el coleccionismo de la banca se afianzaba como un nuevo protagonista para revalorizar el patrimonio artístico italiano a la vez que apoyaba a las instituciones ya previstas para estos fines. Se trataba de plantear un modelo coherente de desarrollo de la colección que, a medio y largo plazo, acabara representando, a través de adquisiciones muy elegidas, la abigarrada realidad de la producción figurativa en el territorio histórico en la que trabajaba el Banco.

Contribuyeron especialmente a orientar esta colección, las sugerencias de un experto como Carlo Volpe, que con su cultura de fino “conocedor” apreció el potencial de la iniciativa del banco. A través de Volpe, conocido profesor de la Universidad de Bolonia, especialista en el campo de los “primitivos” y experto en numerosos otros campos de investigación histórico-artística, el Banco podía recurrir a los conocimientos de Roberto Longhi, uno de sus alumnos más brillantes y versátiles. El título elegido para esta exposición, Officina Emiliana (Escuela Emiliana), tiene como objetivo hacerse eco de manera original de una de las obras más famosas de Longhi: Officina Ferrarese (publicada en 1934), un modelo aún vigente de la historiografía histórico-artística no sólo italiana.

La labor de proseguir con la colección que, tras la muerte de Volpe, se confió a Daniele Benati y Lucia Peruzzi, no sólo significaba la continuación de la colección y su incremento, sino también su catalogación (publicada por primera vez en 1987).
Desde hacía algunos años, el banco solía abrir periódicamente (últimamente de acuerdo con la sección local del FAI, Fondo para el medio Ambiente Italiano), sus colecciones al público para poder ver las pinturas en su lugar de conservación: los estudios de los directivos y de los empleados, así como en las salas de congresos de via San Carlo. La reciente decisión de iniciar una “gira” con las obras más significativas de la colección por las sedes de las filiales de la Banca Popolare ha permitido presentar las obras del banco en distintas ciudades italianas y concluirá con la actual exposición en el Capitolio, con la colaboración del Ayuntamiento de Roma. Al presentar en los Museos Capitolinos una selección de las pinturas de la colección pareció natural ampliar la representatividad de la escuela emiliano-romagnola desde el siglo XV al XVIII, procurando destacar a aquellos autores que también están presentes en la Pinacoteca capitolina. Esta decisión pretende provocar el diálogo, levantar diversidad de opiniones y de consideraciones de tipo estilístico y coleccionista.